La finta giardiniera en el Colón: una interpretación impecable para una puesta en escena con claroscuros

Cierre de temporada

Un elenco local sin fisuras y la Orquesta Estable en su mejor forma son el sostén principal de un Mozart poco conocido.

Fuente: Diario Clarín

Con una apuesta a un Mozart menos conocido, el Teatro Colón empezó a cerrar este martes su temporada lírica 2021. El título elegido es La finta giardiniera, encargada por la corte de Múnich cuando el compositor tenía 18 años, pero ya una notable experiencia en todos los géneros musicales.

La obra, considerada hoy el primer paso de su carrera hacia la madurez genial de sus creaciones para la escena, tuvo sus primeras funciones en enero de 1775, y a pesar de su éxito sólo se repitió en aquel momento en un par de oportunidades. La versión estrenada ahora se sustenta en un elenco nacional impecable y una realización musical de primer nivel.

Al frente de una Orquesta Estable que funciona como un mecanismo de relojería y de cantantes que responden fielmente al estilo y las no pocas exigencias de la partitura, Marcelo Ayub imprime nervio, fluidez en los tempi y concierta con detalle y habilidad la conexión entre el foso y un escenario en el que los cantantes están sometidos a esfuerzos físicos y de concentración mucho mayores de lo habitual y lo necesario.Los cantantes responden con notable resultado a esfuerzos físicos y de concentración mayores a los habituales. Foto Prensa Teatro Colón / Máximo Parpagnoli

Los cantantes responden con notable resultado a esfuerzos físicos y de concentración mayores a los habituales. Foto Prensa Teatro Colón / Máximo Parpagnoli

Un elenco sin puntos débiles

Un elenco íntegramente nacional y sin ningún punto débil es el otro pilar de esta versión. Como la protagonista, Verónica Cangemi despliega todo su conocimiento del estilo, una articulación perfecta del texto y un canto de gran expresividad, tersura y recursos, y aporta algunos de los momentos más recordables del espectáculo.

Con una técnica sólida que le permite sortear con naturalidad las dificultades de su papel (Belfiore), Santiago Ballerini entrega otra interpretación antológica.

Tanto Marina Silva (Arminda) como Florencia Machado (Ramiro, rol escrito para el joven castrato Tommaso Consoli) se destacan en papeles que les exigen comicidad y también fibra dramática. Darío Schmunck compone con gracia al Podestá, y María Virginia Savastano y Fabián Veloz, excelentes cantantes y actores, son un lujo como Serpetta y Nardo.

Verónica Cangemi despliega en La finta giardiniera todo su conocimiento del estilo. Foto Prensa Teatro Colón / Máximo Parpagnoli

Verónica Cangemi despliega en La finta giardiniera todo su conocimiento del estilo. Foto Prensa Teatro Colón / Máximo Parpagnoli

Una mención aparte merece el continuo de Manuel de Olaso, quien acompaña los recitativos y enlaza los números con destreza y sensibilidad.

Un argumento atractivo y una puesta que se diluye

El argumento, desarrollado según las convenciones de la ópera buffa dieciochesca, gira en torno a la “falsa jardinera” del título, la marquesa Violante Onesti, que se esconde de su amante (el conde Belfiore) en la finca del Podestá bajo la identidad de la jardinera Sandrina.

En torno a esta historia se despliegan innumerables equívocos, situaciones cómicas, amores y desamores, confusiones, intercambio de identidades, traiciones y enredos.

La puesta de Hugo de Ana (autor además de la escenografía, el vestuario y la iluminación) comienza de manera prometedora, o al menos con sorpresas: el público es recibido con carteles de neón sobre el escenario descubierto, y un afiche que clama la búsqueda del Conde Belfiore espera en algunas butacas.La puesta de Hugo de Ana comienza de manera prometedora pero la sorpresa se va diluyendo conforme pasan los minutos. Foto Prensa Teatro Colón / Arnaldo Colombaroli

La puesta de Hugo de Ana comienza de manera prometedora pero la sorpresa se va diluyendo conforme pasan los minutos. Foto Prensa Teatro Colón / Arnaldo Colombaroli

Durante la obertura se sucederán guiños a la actualidad: periodistas que atraviesan la platea preguntando por el supuesto homicidio de la protagonista y un informe televisivo (con escenas filmadas en el foyer del Teatro) sobre el crimen.

Pero una vez comenzado el primer acto este puente con la actualidad se diluirá, y solo quedarán en pie algunos elementos (monopatines eléctricos, linternas, policías) sin mucha conexión con el resto.

Esta falta de coherencia es menos perjudicial para el espectáculo que la tendencia a introducir de manera constante elementos desgastados y en algunos casos inexplicables: bailarines omnipresentes en diferentes actitudes y situaciones, patinadores, una pelota de fútbol, la bandera y el escudo de Boca Juniors y enormes esculturas de animales, entre otros.

La puesta incluye algunos elementos innecesarios que distraen la concentración del público. Foto Prensa Teatro Colón / Máximo Parpagnoli

La puesta incluye algunos elementos innecesarios que distraen la concentración del público. Foto Prensa Teatro Colón / Máximo Parpagnoli

Estos elementos terminan por distraer al espectador y entorpecer la labor de los cantantes. Por encima de este despliegue escénico florecen la música (con su belleza viva) y la verdadera escenografía de la obra: la pintura delicadísima que Mozart realizó sobre cada palabra, cada intención y cada emoción.

Ficha

La finta giardiniera, ópera buffa de Wolfgang Amadeus Mozart

Calificación: muy bueno

Dirección musical Marcelo Ayub Dirección de escena, escenografía, vestuario e iluminación Hugo de Ana

Sala Teatro Colón, martes 14 de diciembre. Repite el miércoles 15, jueves 16, viernes 17, sábado 18 y domingo 19.

E.S.